Este 21 de noviembre, bajo el lema “Retos y esperanzas en el mundo del trabajo ante la situación actual y futura de la covid-19”, se han celebrado las XXVI Jornadas Generales de Pastoral del Trabajo, “on line”.
Comenzábamos con el saludo de Mons. D. Abilio Martínez Varea, obispo de Osma- Soria, que desde este curso está al frente del Departamento de Pastoral de Trabajo (Comisión Episcopal de la Pastoral Social y Promoción Humana). Nos recordaba que la Pastoral Obrera y del Trabajo es tarea de toda la Iglesia, no podemos obviar la centralidad del trabajo para la vida humana. Las Jornadas han contado con la participación de unas 300 personas de 37 diócesis.
Tras la oración, hemos tenido un recuerdo agradecido para Mons. D. Antonio Ángel Algora Hernando. De su mano hemos aprendido a vivir con más profundidad y coherencia la fidelidad a la Iglesia y al mundo obrero. Recogemos su testigo. ¡Hasta mañana en el Altar!
Esta Jornada ha sido espacio para compartir las situaciones de vida de los hombres y mujeres del mundo del trabajo, agravada por la actual pandemia, ahondando en la precariedad, el desempleo y la negación de su dignidad a tantas personas: mujeres, jóvenes, personas migrantes, personas cuyos ingresos dependen de la economía informal…; y también para compartir esta realidad, hacer una lectura creyente desde el Evangelio y la Doctrina Social, ayudándonos a descubrir retos y esperanzas en el empeño por construir nuestra historia en “términos de comunidad, de prioridad de la vida” (F.T. nº116).
Desde diferentes ámbitos y perspectivas, Raúl Flores Martos, Secretario Técnico de la Fundación FOESSA y Coordinador de estudios de Cáritas Española; Joaquín Pérez da Silva, Secretario General de USO; M.ª Francisca Sánchez Vara, Directora del Departamento de Migraciones y Movilidad Humana de la CEE; Elena Ruiz Cebrián, Presidenta del Consejo de la Juventud de España, nos han ayudado a fijar la mirada y reafirmarnos en que no podemos seguir “normalizando” tantas situaciones donde el empleo no garantiza una vida digna, donde crece la pobreza, la exclusión y se instalan la inestabilidad y la precariedad. Recordamos especialmente a las trabajadoras del empleo doméstico, temporeros, personas que trabajan en la economía informal, a las víctimas de la siniestralidad laboral y a los jóvenes golpeados de nuevo por una crisis mas.
Hoy se hacen más necesarias políticas, leyes, medidas de protección, recursos sociales y económicos como por ejemplo Rentas Mínimas, Reforma Fiscal, Ley de Extranjería, Reparto del Trabajo, frente a un mundo que descarta y deja a tantas personas en los márgenes. Necesitamos fortalecer las organizaciones sociales y sindicales. Frente a una “economía que mata”, que genera víctimas y destruye el planeta, tenemos que conjugar los verbos: Acoger, proteger, promover e integrar, como dice el Papa Francisco.
Pedro José Gómez Serrano, Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCM, nos ha insistido que más allá del ver, juzgar y actuar, están el dolerse, soñar y celebrar, tomando conciencia de que el futuro está por construir, haciendo verdad las tres “t”: tierra, techo, trabajo. Las fracturas (sanitaria, laboral, económica, social) que dividen, aíslan, rompen la fraternidad y niegan la vida, sólo es posible eliminarlas si nos comprometemos a valorar el cuidado, la protección y la defensa del trabajo a la medida del ser humano.
Como nos insisten “Laudato si” y “Fratelli Tutti”, el empeño es hacer de la “casa común”, “hogar habitable”, donde vivir como familia humana, pasando del yo al “Nosotros”. Este tiempo de pandemia, de crisis, es tiempo de asumir riesgos, generar nuevas experiencias y alternativas, hay posibilidades inéditas que generan solidaridad y hacen crecer en humanidad. Como Iglesia tenemos que estar ahí.
Esta Jornada es la primera que celebramos como Departamento de Pastoral de Trabajo en el marco de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Promoción humana. Tras recordar la trayectoria de esta pastoral, hemos dialogado sobre el papel a desarrollar en el futuro por este Departamento en un nuevo contexto de transversalidad con el resto de áreas con las que compartimos la misión.
Este año nos ha faltado el contacto más personal y la convivencia. Nos hemos encontrado, compartido anhelos, soñando juntos. “Soñemos como una única humanidad. Que Dios inspire ese sueño en cada uno de nosotros, impulsándonos a crear sociedades más sanas, un mundo más digno, sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras”. (P. Francisco en F.T.nº8,287 ,Oración).
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