EL TRABAJO Y LAS ORGANIZACIONES DE TRABAJADORES EN EL CENTRO DE UN
DESARROLLO INTEGRAL Y SOSTENIBLE (23-24-11-2017, Ciutat del Vaticà)
COMUNICAT FINAL
1. El encuentro de organizaciones sindicales convocado por el Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano
Integral, abre nuevas y esperanzadoras perspectivas para la reflexión y la
contribución compartida de los movimientos de trabajadores a las sociedades
contemporáneas.
2. Su desarrollo ha estado basado en un análisis desde las
diferentes regiones del mundo hoy, desde la realidad de los trabajadores, las
ciencias sociales, los estándares internacionales, el Evangelio y la Doctrina
Social de la Iglesia, desde la Rerum novarum a laLaudato
si’.
3. Este encuentro ha hecho posible identificar, que el actual
modelo de globalización ha fallado a la gente trabajadora y ha resultado en
niveles históricos de desigualdad, que combinados con la digitalización y el
cambio climático, presenta numerosos aspectos preocupantes. Entre ellos el
debilitamiento de la legislación laboral y las regulaciones de los gobiernos,
el comercio injusto, la financiarización de la economía y la fe ciega en la
tecnología como una solución a los problemas de la organización social. El
incremento de la robotización, el individualismo, la desigualdad, la
precariedad, el desempleo masivo, la pobreza y el fenómeno de la exclusión y el
descarte de las personas están poniendo la “casa común” en riesgo. Estas
tendencias presentan serios desafíos tanto para los actores sociales como
institucionales y en particular para el mundo del trabajo.
4. Ha hecho posible identificar la riqueza de la Doctrina Social
de la Iglesia, que reafirma la centralidad de la persona humana y el derecho al
trabajo decente con el reconocimiento, la promoción y la defensa de los
estándares de trabajo universales en el modelo de desarrollo; el patrimonio
cultural de los pueblos; la prioridad del trabajo sobre el capital y las
finanzas; el destino universal de los bienes y la consecuente hipoteca social
que pende sobre ellos; la consideración de las innovaciones
científico-tecnológicas como un producto del trabajo colectivo de generaciones;
el papel estratégico de las organizaciones sindicales mediante el diálogo
social y la negociación colectiva en la construcción de sociedades más justas y
económicamente robustas, la cooperación y la solidaridad entre las naciones
como el fundamento para un mundo en paz.
5. Ha hecho posible también visualizar la continuidad de las
instituciones y las organizaciones de cuidado y protección de los trabajadores
que son una estructura esencial para la construcción de sociedades más
democráticas, participativas e inclusivas, basadas en los valores de la
colaboración, el trabajo en red, la unidad, la solidaridad y la organización.
6. Los sindicatos han jugado siempre un papel crucial por la
defensa de la dignidad humana. La libertad de asociación, el derecho a
organizarse, la negociación colectiva y la acción colectiva son derechos
humanos fundamentales y al mismo tiempo una precondición para los demás
derechos humanos. Las organizaciones sindicales tienen un papel de
liderazgo en la construcción de nuevos modelos de desarrollo ambiental,
económico, social e integral, y en la promoción de nueva vías de trabajo. El
trabajo precario debe ser eliminado. Para sacar provecho de las oportunidades
de las cuatro revoluciones industriales se requiere una transición justa que
incluya la educación y el aprendizaje a lo largo de toda la vida y la
profundización de la democracia en la empresa. Los gobiernos deben asegurar las
condiciones para el pleno empleo, el trabajo decente que incluya puestos de
trabajo seguros basados en la salud ocupacional y el derecho a la salud, el
respeto por los derecho humanos y del trabajo y la lucha contra cualquier forma
de discriminación.
7. La movilidad humana es uno de los desafíos más serios de
nuestra época. Millones de mujeres, hombres y niños son forzados a abandonar
sus hogares y familias a causa de las guerras, el hambre y la pobreza. Los
sindicatos deben comprometerse con la provisión de puertos y refugios seguros y
la igualdad de trato para refugiados, migrantes –documentados e indocumentados–
los desplazados y los demandantes de asilo. Todos necesitan ser bienvenidos en
la sociedad y en el mundo del trabajo, incluso a través del completo
reconocimiento de sus derechos humanos y laborales. Los sindicatos reconocen el
papel del diálogo interreligioso como clave para promover la inclusión, la
solidaridad y la justicia social.
8. Es esencial avanzar hacia otro paradigma ético que sobrepase
el tecnocrático dominante (económico, financiero y tecnológico), que permita un
desarrollo basado en los derechos, integral, inclusivo y sostenible, construido
sobre la realidad de cada país y región, y sitúe en su centro el trabajo y los
sindicatos de los trabajadores, como una piedra angular para una sociedad igual
y justa. Esto supone el respeto incondicional por el trabajo decente,
estructurando la identidad personal y colectiva en un modelo de desarrollo que
combine el crecimiento sostenible y la justicia social. Todos los empleadores,
incluidos los directivos de las compañías multinacionales, deben estar
totalmente comprometidos en la creación de una verdadera economía social de
mercado, con el imperativo de reorientar el propósito moral hacia el respeto de
los derecho humanos y de los trabajadores, la plena implementación de los
estándares de la OIT, y para servir al desarrollo y una cohesión más fuerte de
las comunidades. Esto requiere enfrentar los problemas de los que sufren una
mayor discriminación en el acceso al trabajo decente, como son las personas con
diferente capacidad, migrantes, refugiados, mujeres, jóvenes. Esto significa
confrontar cualquier discriminación en el mundo del trabajo, ya sea social,
indígena, geográfica, física, étnica, sexual o generacional y subrayar el
rechazo al trabajo infantil, el trabajo forzado en todas sus formas y el
impacto de la esclavitud histórica o moderna y del racismo, incluido el racismo
sistémico, para asegurar igual dignidad y respeto para todos los seres humanos.
Esto es esencial para asegurar la igualdad de las mujeres, su derecho al
trabajo y a igual remuneración y su derecho a estar libres de cualquier
clase de violencia ya sea sexual o física.
Las organizaciones sindicales reconocen la importancia y la
necesidad de la solidaridad y del dialogo inter e intrageneracionales.
Debe existir la garantía de los servicios públicos vitales,
incluyendo una educación de calidad libre y gratuita, salud y apoyo para los
sin techo. La protección social universal es también esencial y debe incluir el
cuidado, en particular el cuidado a los niños y el cuidado a los mayores,
pensiones e ingresos para los desempleados. La evasión fiscal socava los
servicios públicos y la protección social y debe ser eliminada.
Por esta razón la Laudato si’ debe convertirse en una referencia y
una inspiración concreta para una acción que sostenga una perspectiva de
cuidado de la “casa común” y promueva esta clase de desarrollo a través de la
negociación colectiva y del diálogo social, y la negociación de una transición
justa con justicia social para todos.
9. Los acuerdos firmados por los gobiernos con la Agenda 2030,
Objetivos de Desarrollo Sostenible y los Acuerdos de París sobre el cambio
climático coinciden con los objetivo de la Laudato si’. La comisión de la OIT
sobre el futuro del trabajo debe mirar más allá de la tecnología y reconocer el
aliento del trabajo doméstico, rural, industrial y de servicios para cumplir
las expectativas de estos documentos. Las recomendaciones deben tener visión de
futuro e incluir propuestas de nuevos estándares necesarios para afrontar los
desafíos emergentes en el mundo del trabajo.
10. Reconocer los niveles históricos de desigualdad producidos
por un modelo que alimenta la codicia de las empresas y promueve los bajos
salarios. Es esencial una campaña global sobre los salarios de las
organizaciones sindicales para asegurar que ningún trabajador es pagado por
debajo del sueldo mínimo vital que asegure que la gente pueda vivir con
dignidad. Es esencial que los empleadores respeten el derecho a la negociación
colectiva de un salario justo y que reestablezca un correcto equilibrio entre
el tiempo de trabajo y el tiempo de familia, incluyendo los beneficios de un
día libre compartido.
La lucha contra la pobreza y la exclusión necesita el compromiso
de todas las organizaciones que deseen trabajar por el cuidado y la protección
de sus miembros en la lucha por la justicia, debe incluir a los más vulnerables
del mundo del trabajo, y debe luchar contra todo tipo de corrupción.
11. En el contexto de un mundo en problemas, el compromiso de
las organizaciones de trabajadores con la paz en un mundo libre de armas
nucleares, y la adopción del paradigma de acción política no violenta propuesta por el papa Francisco en el Día Mundial de la Paz de
2017 es particularmente importante. El conflicto y la división destruye la
confianza en las instituciones y cada vez más las democracias. Las políticas
del extremismo, incluyendo la xenofobia, el racismo y todas las formas de
exclusión deben ser rechazadas para que podamos conseguir el bien común.
12. La presencia de organizaciones de todo el mundo, de todas
las regiones y de un gran número de naciones hace que sea urgente tener
acciones coordinadas y articuladas a nivel global y regional de los movimientos
de los trabajadores. Por esto, la defensa y la promoción de las libertades
sindicales y los derechos que son uno de los pilares básicos de la coexistencia
democrática y la construcción de una agenda social proactiva e inclusiva son
esenciales.
Hacemos un llamamiento a los intelectuales, a los líderes de los
negocios, a los empleadores, a las organizaciones de la sociedad civil, a
las organizaciones internacionales y especialmente a los gobiernos de las
naciones a hacerse cargo de los desafíos y de las oportunidades y actuar en
solidaridad para un desarrollo integral, inclusivo y sostenible. Con “trabajo,
tierra y casa para todos”.